A partir de la modificación del decreto 315 de la Educación Parvularia y las reacciones de las diferentes instituciones relacionadas, se ha generado una discusión en torno a la calidad de la educación preescolar y su relación con el número de adultos por niño dentro de la sala de clases.
El argumento del MINEDUC para reducir el número de personal técnico en la sala y aumentar el de educadoras es mejorar la «calidad de las interacciones», sin embargo, resulta contradictorio ya que con menos adultos es menor el tiempo de calidad que una educadora puede entregar a cada niño, independiente de si los adultos son técnicos o educadoras.
El reporte de la OECD sobre Educación preescolar Starting Strong II (2006) recomienda poner atención a la proporción adulto/niño como requisito para una buena «calidad estructural» o de infraestructura, que se define mediante regulaciones y legislaciones.
Algunas investigaciones han concluido que la proporción adultos/niños en la sala de clases no tiene relación con la calidad de la educación, tampoco otros factores como la cantidad de horas al día que el niño permanezca en el jardín. Sin embargo, otros estudios como el de Alan Russel (2009), que investigó específicamente los efectos de la cantidad de adultos por niño, asegura que los niños pasan más tiempo molestando a otros cuando están en grupos más grandes, y están menos concentrados en sus tareas. Además, concluye que el acceso de cada niño a relacionarse directamente con un adulto es considerablemente menor cuando los adultos son menos. Parece obvio, pero este estudio lo comprueba con observaciones y mediciones directas.
Como una manera de poner en perspectiva la realidad chilena con el resto del mundo, aquí hay algunos datos de las regulaciones sobre el tamaño del grupo de niños y la proporción de adultos por niño en otros países:
América Latina y el Caribe:
Según UNESCO, las salas muy numerosas no favorecen una adecuada interacción del docente con los niños ni la personalización de los procesos de aprendizaje, tan necesarios con los niños más pequeños. En América Latina el promedio adulto/niños es de 1:21, estando por debajo del promedio mundial y del promedio de los países en desarrollo. No obstante, este promedio no da cuenta de las diferencias entre y al interior de los países. Por ejemplo en Nicaragua, los niños menores de un año deben ser atendidos por un adulto por cada 6, y uno por cada 10 en los más grandes.
Europa:
Fuente: European Commission (2009), The Provision of Childcare Services: A Comparative Review of 30 European Countries.
Las regulaciones chilenas están en general por debajo de las antes mencionadas, con una gran cantidad de niños por cada adulto. Me pregunto de qué manera esto afecta la calidad de la educación preescolar en general, la calidad de las interacciones y más importante, la calidad de vida de las personas que trabajan y conviven en la sala de clases.