La posición filosófica postmoderna surgió en campos muy diferentes a la educación inicial; sus orígenes se encuentran en la literatura, la política, la sociología, arquitectura o las artes. Sin embargo, recientemente algunos autores han tomado estas perspectivas y las han aplicado a la educación infantil, principalmente desafiando «verdades» que han sido durante mucho tiempo consideradas como tales, como por ejemplo las teorías de desarrollo y aprendizaje de los niños.
La postmodernidad puede considerarse como la respuesta al modernismo como manera de pensar. Valora la diversidad, subjetividad, incerteza y complejidad, en contraposición a la homogeneidad, objetividad y estandarización. El conocimiento desde una perspectiva postmoderna es socialmente construido, por grupos de personas en un lugar específico y en un tiempo determinado. Por esta razón, el conocimiento nunca puede ser objetivo, libre de valores personales y relaciones de poder, es decir, siempre hay algunos más privilegiados que imponen sus maneras de pensar sobre otros.
Por esta razón, pensar la educación desde una perspectiva postmoderna nos lleva a cuestionar teorías establecidas como «la verdad», pensándolas como ideas contextualizadas, pertenecientes a ciertos grupos y no necesariamente aplicables en cualquier contexto y en cualquier momento histórico.
¿Existe un «niño universal»?
Esta es una de las preguntas que surgen al considerar las ideas de la psicología evolutiva desde una perspectiva postmoderna. Las teorías de Piaget, que definen la infancia como una sucesión de etapas que inevitablemente ocurren en todos los niños, ¿son realmente válidas en todos los contextos en todo momento? ¿Puede la infancia ser vista como homogénea? ¿Qué sucede con variables como el género, las diferencias étnicas, socioeconómicas y culturales? ¿Es el desarrollo infantil algo natural?
¿Existe el «niño normal»?
Cada vez se incorpora más en la educación inicial la idea de instrumentos de evaluación estandarizada y de identificación de «necesidades especiales» o «desviaciones» de la normalidad. Estas ideas no sólo están presentes a nivel nacional mediante regulaciones del estado, también son los padres quienes buscan saber si sus niños son «normales» o no, comparando su desarrollo con el de los demás niños. Quieren tener la certeza objetiva de que lo son. ¿Qué sucede entonces con la valoración de la diversidad? ¿De verdad queremos que todos los niños se desarrollen de la misma manera? ¿No estaremos imponiendo una visión muy limitada en relación a lo que los niños pueden hacer o aprender?
Estas y otras preguntas son el aporte de las pespectivas postmodernas a la educación inicial. No entregan respuestas definidas ni nuevas verdades, tan solo son una invitación a cuestionar y volver a mirar, con ojos críticos, las teorías que siempre hemos considerado como ciertas y ver de qué manera ellas impactan en nuestras prácticas y en la generación de conocimiento.
excelente articulo como docente de preescolar reflexiono acerca de si verdaderamente todos los niños se desarrollan integralmente sin diferencia alguna, estaremos actuando correctamente cuando pretendemos que esto sea así
Hola Carmen, gracias por tu comentario.
En esta idea se basan en su mayoría las teorías del desarrollo, que fueron creadas por personas muy particulares, en determinados momentos históricos y sociales. Quizás sea tiempo ya de empezar a cuestionarlas y tomar en cuenta lo que vemos día a día al trabajar con los niños.
Buen artículo llama a la reflexión sobre algunos cambios que ya se vienen operando desde el conocimiento empírico hasta en el conocimiento de las ciencias pedagógicas y que no se relacionan o al menos no siempre se identifican con la filosofía post moderna indica la adonece de ampliar el conocimiento sobre esa filosofía