Cómo involucrar a las niñas y niños en el diseño de los espacios de aprendizaje

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Como educadoras, pasamos mucho tiempo pensando en cómo queremos que se vea nuestra sala de clases o el espacio exterior. Nos gusta introducir cambios constantemente, según las épocas del año, los temas que abordamos, las buenas ideas que vemos en otros lados o lo que nos recomienda nuestra institución. Sin embargo, muy pocas veces involucramos a los niños y niñas en este proceso  ¿Por qué? o mejor… ¿Por qué SÍ debiéramos hacerlo?

A todos nos gusta decorar nuestros espacios personales. Nos sentimos mejor y más motivados cuando trabajamos al lado de una foto de nuestra familia por ejemplo, o en un rinconcito que nos hemos creado especialmente. Bueno, a las niñas y niños también. Ellos y nosotras pasamos tantas horas en el jardín o la escuela que nos merecemos el derecho a opinar y decidir cómo queremos que el espacio esté distribuido y decorado.

Aquí algunos consejos para hacerlo:

Dejar de controlar: Sí, sabemos que es difícil dejar de tener el control sobre el hermoso diario mural de la primavera que hicimos con tanto esfuerzo, o «nuestro espacio» adelante de la sala desde donde generalmente dirigimos la clase, pero este es el primer paso para hacer que los niños y niñas sean miembros activos en la sala y en la comunidad en general.  Las educadoras también estaremos involucradas, claro, pero tenemos que aprender a soltar para poder lograr lo que queremos.

Investiga qué quieren las niñas y niños:  ¿Qué tipo de espacio les gustaría o interesaría crear? ¿Qué colores prefieren? ¿Qué ideas tienen ellos para hacer del espacio un lugar donde les gustaría estar y trabajar?  Puedes hacer una lluvia de ideas, un cuestionario, dibujos individuales o simplemente una discusión grupal.

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Diseñen el espacio en conjunto: No se trata de cambiar lo incambiable, pero una re-distribución de los muebles, la introducción de algunos elementos nuevos, sacar algunas cosas que no son del agrado de todos, se puede hacer. Y qué mejor que hacerlo entre todos con un dibujo, un plano o un bosquejo en el que todos puedan participar. De hecho, una decisión colectiva puede hasta convencer a los directivos de algunos cambios mayores!

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Mejora lo que ya tienes: Observen los muebles que ya tienen dentro de la sala y encuentren maneras de mejorarlos. Por ejemplo, con la ayuda de las familias u otros miembros de la comunidad las patas de las mesas se pueden cortar para hacerlas más bajas y así sentarse en el suelo y no en sillas, o cajas de madera pueden ser transformadas en repisas o guarda-libros. Reciclar objetos es también una excelente opción.

No te olvides de los pequeños detalles: Frascos para guardar lápices, tarjetas de nombres,  cojines, en fin… pequeñas cosas que pueden hacer de la sala o el patio un lugar mucho más acogedor y agradable.

Planea una inauguración: Como cuando nos cambiamos a una nueva casa o renovamos alguna parte de la nuestra, una fiesta de inauguración es una buena idea. Pueden crear las invitaciones, preparar algo de comer, poner música y recibir a las familias a conocer el nuevo espacio creado por todos.

Mantén las ideas frescas: Un buen diseño para aprender no es estático, sino un proceso continuo que de verdad NUNCA se acaba. Sigue buscando ideas, evaluando con los niños y niñas, introduciendo nuevos cambios y adaptaciones.

Esta entrada está basada en el blog de Stacy Tornio y en el e-book «Get active: Reimagining learning space for students success» de los autores P.Grant, D. Basye, S. Hausman y T. Johnston.

Fotografías: http://www.vitanova.co.za/  http://www.newindianexpress.com/

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