Aprender a conocer, aceptar y regular nuestras emociones es algo que empezamos a hacer cuando somos niñas o niños pequeños, sin embargo, muchas veces necesitamos de otras personas para hacerlo. Algunos llaman a este proceso «alfabetización emocional», y hay muchas cosas que las educadoras – como personas que estamos diariamente con los niños por largo tiempo – podemos hacer para apoyarlo:
- Nombrar las emociones: En psicología algunos lo llaman «escucha reflexiva». Cuando un terapeuta está con un paciente, normalmente escucha lo que tiene que decir y luego reflexiona en voz alta sobre ello para que el paciente pueda reflexionar a su vez sobre lo que dijo. Escuchar a otros nos ayuda mucho a entendernos a nosotros mismos. Como educadoras, a veces escuchamos niños contar sus problemas o actuar de alguna manera que los refleje (pateando, escupiendo, llorando, quedándose en silencio). Podemos entonces aprovechar estos momentos para relfexionar en voz alta sobre los problemas y decir cosas como «Estas enojada, tu compañero te rompió el dibujo entonces te enojaste, es así?» o «Te entiendo, estás triste porque tu mamá se fue a trabajar y tu no querías que se fuera».
- Normalizar las emociones: Algunas veces sentimos cosas que nunca hemos sentido y eso quizás asusta. A veces nos encontramos a nosotras mismas buscando respuestas en otras personas o incluso en google preguntando «¿es normal sentirse así?» Vaya que es reconfortante cuando alguien más nos apoya y nos dice «si, yo también me he sentido así». Frente a la expresión de emociones fuertes de los niños, podemos ayudar a normalizarlas haciéndolos sentir que todo el mundo a veces se enoja, o está triste o asustado. Cuando el niño o niña ya se ha calmado, podemos relfexionar un poco más sobre el episodio y decir algo como «Cuando tu abuela se fue en la mañana te sentiste muy triste, lloraste mucho porque querías que ella se quedara a jugar contigo pero no se quedó. Yo también me sentí triste cuando ella se fue, a mi me gusta conversar con ella. Es triste tener que despedirse. ¿Quiéres hacer un dibujo para entregárselo a ella cuando vuelva a buscarte?»
- Ayudar a desarrollar estrategias: No siempre podemos controlar lo que sentimos, pero a veces si podemos controlar cómo reaccionamos frente a una determinada emoción. Hay cosas que hemos aprendido con el tiempo que nos ayudan a regular nuestras reacciones y evitar herir a los demás o empeorar la situación. Podemos ayudar a los niños a verbalizar y reconocer las estrategias que ellos mismos tienen, o enseñarles algunas que tal vez no han pensado. Por ejemplo: «A veces cuando me siento triste, me gusta estar sola y dormir un ratito, tal vez eso te podría ayudar en este momento».
- «Leer» emociones de otros: Aprender a entender las emociones de otros no es fácil, pero puede ayudarnos a entender las nuestras y aprender a aceptarlas y manejarlas. Los cuentos o las fotos pueden ayudar a comprender que las emociones tienen en general maneras particulares de expresarse. Por ejemplo, leyendo un cuento podemos preguntar «¿Cómo crees que se siente ella ahora? ¿Cómo está su cuerpo? ¿Su cara?» En esta página podrás encontrar una lista de 50 cuentos en español que tratan sobre emociones particulares.
Conversar sobre nuestras emociones es necesario para nuestro bienestar. Es difícil preocuparnos de otras cosas cuando estamos enojados, tristes o frustrados. Por eso, es importante saber hablar sobre ellas y no evitarlas. ¿Conoces otras estrategias que puedan ser útiles para este objetivo?
Fotografía: http://www.anxiety-relief.org/2014/02/07/depression-children-common-disorder/