Esta semana fue publicado un estudio realizado por la Asociación Internacional para la Evaluación de Logros Educativos (IEA – Alemania), en el que se compararon los sistemas y políticas de educación infantil en 8 países: Chile, República Checa, Dinamarca, Estonia, Italia, Polonia, Rusia y Estados Unidos.
El estudio consistió en un cuestionario aplicado a cada país para obtener información sobre el contexto político nacional en educación preescolar. El objetivo era conocer el panorama general de las estrategias políticas, así como los resultados obtenidos por los distintos programas a nivel nacional, para poder realizar comparaciones entre los países. También querían documentar algunos cambios que están planeados pero no implementados aún.
El estudio reveló varios aspectos comunes entre los sistemas de los países, pero también algunas diferencias, sobre todo referidas a la «calidad» de los programas y el número máximo de niños permitidos por sala de clases, donde Chile se encuentra en una posición bastante desventajosa. Algunos resultados principales del estudio son:
- En cuanto a políticas públicas, todos los países han implementado varias políticas relacionadas con educación infantil, cuyos objetivos no solo son educativos, sino que abarcan un amplio espectro de áreas sociales como apoyo al trabajo de los padres de familia, asuntos de derechos civiles o apoyo a la intervención temprana de problemas de lenguaje o aprendizaje. Esto sugiere que la educación infantil en los países estudiados no es vista necesariamente como un fin en sí misma, sino como una manera de abordar otras demandas políticas, económicas y sociales.
- En general, los sistemas de administración y previsión de educación parvularia son muy complejos, en especial cuando se trata de educación para niños menores de 3 años. En 7 de los 8 países estudiados, los responsables de estas funciones son un conjunto enmarañado de instituciones tanto nacionales como regionales; fundaciones, organismos públicos, privados, semi-privados, etc. Solo Estonia tiene un sistema unificado, con una sola institución nacional a cargo de administrar y entregar servicios a todo el nivel. El sistema de educación parvularia en Chile es segmentado y muy complejo en cuanto a administración, financiamiento y regulaciones, y aquí podemos ver que no somos los únicos con esta estructura, que tiene sus ventajas, pero también muchas desventajas.
- Todos los países reportaron haber cambiado recientemente (o estar en proceso de cambiar) las políticas relacionadas con educación parvularia. Esto significa que todos han ampliando el gasto público en el sector y que en general están dando más importancia al nivel. ¡Buenas noticias!
- Los lugares donde se imparte educación parvularia en general son muy diferentes: sala cunas, jardines infantiles, escuelas, grupos de padres, casas particulares, escuelas para párvulos, guarderías, etc. En general, estos lugares son especializados según la edad de los niños, por ejemplo, en general los niños menores de 3 años se encuentran separados de los mayores de 3. Sólo Dinamarca y Estonia tienen todos sus centros integrados, a los que asisten niños de todas las edades desde el nacimiento hasta la escuela primaria. Qué bonito suena eso.
- Todos los países cuentan con al menos un tipo de programa que ofrece extensión horaria (niños que asisten por más de 10 horas). En Rusia existe incluso un tipo de jardín que ofrece sus servicios durante las 24 horas del día. En otros países, distintos lugares ofrecen diferentes jornadas, como Estados Unidos por ejemplo, donde un niño puede ir a un jardín infantil en la mañana, otro programa durante la tarde y luego otro programa en la tarde-noche.
- Algunos países (República Checa, Italia y Polonia) tienen sistemas públicos que son universales e integrados, cualquiera puede atender. En otros (Chile, Dinamarca, Estonia y Rusia), los sistemas están particularmente enfocados para que los niños y familias más vulnerables puedan acceder con mayor facilidad (familias de bajos ingresos, niños con alguna necesidad especial, grupos étnicos minoritarios, o familias cuyo idioma no es el mismo que el idioma nacional).
- En lo que se refiere a calidad, todos los países demuestran tener algún timpo de estándar por el cual los establecimientos públicos se deben regir. Sin embargo, estos estándares son generalmente referidos a salud y seguridad de los lugares, más que aspectos educativos. Los sistemas de monitoreo de estos estándares son también altamente complejos.
- En general, los educadores y agentes educativos tienen mayores estudios si trabajan en un nivel más alto (niños de más edad). Aquellos que tienen más estudios son mejor pagados que los demás, y en general, en el sector público los salarios son mejores que en el sector privado.
- La proporción de niños y adultos en la sala de clases varía dependiendo de la edad de los niños (menos adultos si los niños son más grandes). Chile es el país en el que – por lejos – los grupos de niños son más numerosos, y hay más niños por adulto:
Esta tabla muestra el tamaño máximo de los grupos de niños según sus edades en los distintos países. Polonia no tiene regulaciones para el número máximo de niños por sala y en Rusia depende del tamaño del establecimiento (de los metros cuadrados que tenga), por lo que tampoco aparece en esta tabla. Las regulaciones para niños menores de 3 en Italia no dependen del Estado sino de las municipalidades, y en Estonia y Dinamarca, la mayoría de los niños menores de 1 año se encuentran en sus casas.
El número máximo de niños por sala va de la mano con las regulaciones sobre la cantidad de niños por cada adulto, cifra en la cual Chile se encuentra a un nivel smilar a los demás países, aunque (excepto para los niños de 1 año), la cantidad de niños siempre es mayor:
En Italia, el número de niños por adulto depende del tipo de establecimiento, por lo que no aparece en la tabla.
Se sabe que cuando esta proporción es favorable (menos niños por adulto) resulta clave para que las relaciones entre las personas dentro de la sala sean positivas y estables, permite que exista un clima de seguridad emocional, hace posible que los adultos estén más atentos a las necesidades de cada niño y presten su apoyo si es necesario. Además, es un aspecto importante en la calidad de las condiciones de trabajo de educadoras y agentes educativas, y según algunos estudios, es favorable para el desarrollo cognitivo y linguístico de los niños.
No existe ningún estudio que indique un número óptimo de niños por sala según la edad, ya que los contextos varían mucho. Sin embargo, existe un consenso general reportado por UNICEF en 2008, que un número aceptable de niños en una clase de 5-6 años sería de 22 a 24, con dos adultos a su cargo, ambos con estudios relacionados con educación infantil.
Es interesante poner nuestros sistemas en el contexto internacional y observar qué pasa en otros países, así podemos entender mejor los cambios que están ocurriendo en nuestro país y comprender mejor el panorama general de la educación parvularia hoy
El reporte completo lo puedes encontrar aquí. Incluye la comparación entre países y un resumen de cada país particular.
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