En general, el trabajo con niños y niñas de educación parvularia, especialmente los más pequeños, se basa en la organización de diversas actividades de aprendizaje que no necesariamente están relacionadas entre sí. Por ejemplo, en la primera actividad de la mañana contamos un cuento sobre cómo hacer nuevos amigos, más tarde hacemos una actividad de matemáticas con bloques, luego visitamos el huerto para regar las zanahorias y en la tarde dejamos un tiempo libre para jugar en centros o rincones.
Todas estas actividades son apropiadas para la edad de los niños y están abordando objetivos de aprendizaje relevantes, sin embargo, no necesariamente tienen sentido para ellos y dejan de lado la integración o conexión que pudiera existir entre las experiencias.
Para solucionar este problema, distintos autores como Lilian Katz y Sylvia Chard (1992), y enfoques como la pedagogía Reggio Emilia, han propuesto una nueva forma de trabajar, basada en proyectos, que implica la organización de las actividades a partir de un tema de interés, que surja de los mismos niños y niñas.